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A más de una hora en coche de Berlín, aislada en medio de un prado se encuentra esta maravilla de casa, rodeada de árboles que se pelean con el viento.
La antigua granja, con sus numerosas habitaciones pequeñas, lavaderos y un establo, se ha convertido en una casa de vacaciones. Con 170m2 y una planta hexagonal, el amplio salón con una cocina vis-à-vis ofrece una vista completa del paisaje, además, un estudio con un techo bajo de madera y cuatro dormitorios, dos de los cuales están en el ático cada uno con su propia escalera y baño privado.
Una monocromía de colores terrosos, las superficies de las paredes enlucidas de arcilla y las baldosas de barro cocido determinan en gran medida el ambiente tranquilo de la casa.
Elementos destacados como el paisaje o la chimenea abierta que adopta la familiar forma del hexágono, creando un espacio íntimo para los que se sientan junto a la chimenea, crean estupendos motivos para fotografiar.