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Originalmente una casa de labranza ("Quinta" en portugués) enclavada en una geografía de pinares, a pocos minutos de la inmensa línea de acantilados y dunas de la playa Fonte da Telha...
En 2020 encontró nuevos propietarios, emprendedores creativos y antiguos nómadas digitales, que se enamoraron de la Quinta abandonada y de su potencial. Habiendo vivido y trabajado en todo el mundo, con carreras en tecnología y diseño, imaginaron lo que sería un lugar perfecto para reunirse, colaborar y reponer fuerzas.
Nos han dicho que el propietario original, que era un hombre con muchos amigos, construyó la propiedad para entretener: cocina espaciosa, salón y una sala polivalente con la chimenea original para acoger reuniones más grandes y una discoteca en el sótano. Esto hizo conveniente renovar la casa manteniendo los detalles originales.
Los interiores, únicos tanto por su distribución como por su diseño, han sido cuidadosamente seleccionados con amor por los objetos especiales y los materiales naturales, como la terracota y la madera, la artesanía local y una estética relajante.
