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La Villa adopta la herencia de la granja original y su conexión inherente con la tierra, al tiempo que honra la sencillez rústica, el crecimiento y la decadencia, la modestia y la fugacidad. Las tranquilas y sombrías habitaciones cuentan con sábanas belgas en tonos tierra, bañeras con patas de garra y mobiliario recuperado en materiales de madera quemada, fresno cepillado y aceitado, madera, piedra y pizarra.